El alcalde ha destacado que “el Carnaval miguelete se está haciendo un hueco entre los más importantes de Castilla-La Mancha”
Miguel Esteban ha celebrado su popular Fiesta de la Jota Pujada, una tradición que se celebra en la localidad desde hace más de 300 años y que convierte al Carnaval miguelete en único en el mundo.
Como hicieran sus antepasados durante más de tres siglos, migueletes de todas las edades se han concentrado para formar el tradicional ‘corro’, un escenario por el que han ido pasando los grupos de dos parejas que ‘pujaban’ para poder bailar la jota.
Los encargados de inaugurar el ‘corro’ han sido los Capitanes 2020. Como marca la tradición, Rosa María Rodríguez y Loli Puente, acompañadas por sus respectivos hijos Miguel Ángel Sánchez, Carlos David Sánchez y Julio Tébar, han comenzado realizando los característicos movimientos con la bandera de España al ritmo de las notas interpretadas por la Banda Municipal de Música.
Tras ello, han bailado la primera jota en lo que constituye uno de los momentos más emotivos de esta fiesta que forma parte del patrimonio cultural miguelete, constituye una de sus señas de identidad y busca ser declarada de Interés Turístico Regional. A continuación, han cedido el testigo a las parejas que han ido pujando para ocupar el centro del ‘corro’ y bailar la popular jota.
Personas llegadas de diferentes puntos han asistido a esta pintoresca estampa que se repite durante todo el fin de semana a los pies de la estatua de la vendimiadora, junto a los Arcos del Parque Municipal ‘Nuestra Señora del Socorro’, y han disfrutado de las pujas, de los compases de las jotas y de los bailes.
El alcalde, Pedro Casas, que también ha bailado la Jota Pujada acompañado de las concejalas del equipo de gobierno, ha resaltado que “el Carnaval de Miguel Esteban se va haciendo un hueco entre los más importantes de Castilla-La Mancha” y apuntaba que “el tipismo se da cita en el corro de la Jota Pujada, una fiesta de más de 300 años de antigüedad que queremos poner en valor año tras año”.
Casas ha afirmado que “las jotas se bailan porque se sienten y porque nuestros vecinos lo llevan en la sangre” y ha recordado que ya se está trabajando en la creación del Centro de Interpretación de la Jota Pujada ‘Al corro’ para poner en valor el rico patrimonio cultural inmaterial que atesora la localidad.
En esta línea se ha pronunciado la concejal de Festejos, Mari Nieves Patiño, quien ha señalado que desde el Ayuntamiento se seguirá trabajando para conseguir que la Jota Pujada sea declarada Fiesta de Interés Turístico Regional.
Por su parte, las Capitanas han expresado su emoción por capitanear el carnaval miguelete. Loli Puente ha manifestado que “es una ilusión muy grande y una experiencia que llevábamos años soñando con ella y gracias a nuestros hijos lo estamos cumpliendo”. Por su parte, Rosa María Rodríguez ha apuntado que “es un día muy alegre, no hace falta nada más que ver la expresión de la cara y lo bien que lo estamos pasando”. Uno de los Capitanes, Miguel Ángel Sánchez, ha afirmado que “es un orgullo estar aquí con mi madre y familiares y poder disfrutarlo todos juntos” además de mantener esta tradición.
La fiesta de la Jota Pujada ha contado con un nuevo animero. Eugenio Carava, que ha debutado en este cargo sustituyendo a Alejandro Ochoa, se ha encargado de dirigir y coordinar las pujas. Caravaca ha explicado que su función consiste en “animar a la gente a que baile y puje las jotas y a que se divierta”. Concretamente, es quien determina quién baila en cada momento y qué jota debe bailarse en función del dinero que se paga.
Si la cantidad pagada no supera los 180 euros o 30.000 pesetas (puesto que las pujas se siguen haciendo en pesetas) se baila la jota migueleta, que es la más tradicional. A partir de esa cantidad, se bailará la jota campesina, que es mucho más alegre y con más ritmo. La puja para poder ‘quitar’ del corro a las parejas que estén bailando sólo puede realizarse durante el tiempo que dura el primer estribillo.
El origen de esta fiesta se remonta a antes del año 1751, como puede verse en un documento del Archivo Parroquial de Miguel Esteban, donde ya se hacía referencia a esta fiesta. Entonces, la jota se bailaba a la luz de un candil y lo que se pujaba se destinaba a las ánimas.
Ahora, ese dinero se destina a la Banda Municipal de Música, que juega un papel fundamental en esta tradición puesto que sus integrantes son los encargados de poner la nota musical a esta fiesta y de interpretar las jotas que se bailan. Así lo explicaba el director de la Banda, Ángel Esquinas, quien ha señalado que el dinero recaudado ronda los 3.000 o 4.000 euros, una cantidad que se destina a la compara de material, trajes y partituras.