El II Festival de Mayos, organizado por la Asociación “Danzas y Costumbres” de Miguel Esteban en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad, resultó todo un éxito. Cientos de migueletes y personas llegadas de otras localidades llenaron el Auditorio Abierto para presenciar las características propias del folklore de diversos puntos de la región y de fuera de ella.
Junto a la Asociación “Danzas y Costumbres”, actuaron grupos de Daimiel y de Murcia
El II Festival de Mayos, organizado por la Asociación “Danzas y Costumbres” de Miguel Esteban en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad, resultó todo un éxito.
Cientos de migueletes y personas llegadas de otras localidades llenaron el Auditorio Abierto para presenciar las características propias del folklore de diversos puntos de la región y de fuera de ella.
Los dos grupos infantiles de la Asociación “Danzas y Costumbres” de Miguel Esteban fueron los encargados de abrir este Festival en el que todos los participantes cantaron los mayos y bailaron jotas y otras piezas propias del folklore de su lugar de origen.
Tras los pequeños, y por primera vez, actuaron las madres de los componentes de la Asociación, quienes dieron paso a los grupos llegados de fuera. Los Coros y Danzas “Virgen de las Cruces” de Daimiel y la Peña Huertana “La uva” de la localidad murciana de Bullas sorprendieron gratamente al público asistente con sus bailes y la originalidad de sus trajes, sobre todo, los de Murcia.
En el acto, que finalizó con la actuación de la Asociación “Danzas y Costumbres” cuyos miembros estrenaron un fandango nuevo, también se hizo entrega de las placas a los Mayeros de Honor, títulos que, en esta ocasión, han recaído en las dos asociaciones de mayores existentes en la localidad, “Alces” y “Quijote”.
Por la mañana, el alcalde de Miguel Esteban, Pedro Casas, ofreció una recepción en el Ayuntamiento al grupo murciano. Además de intercambiar unas botellas de vino y un cuadro de Don Quijote y Sancho Panza, Casas explicó la vinculación de Miguel Esteban con la uva, con los vinos y con la obra cumbre de Miguel de Cervantes, aludiendo a la tesis que habla de que Miguel Esteban podría ser ese “lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme”.